Italian Tour Parte 2: water, water everywhere

La siguiente parada del Tour por Italia fue la pequeña ciudad de Venecia, ubicada en el Norte de la bota, a unas 3 horas de la capital, que en esos trenes geniales que tienen los europeos ni se sienten, realmente son una maravilla y una de las tantas cosas a envidiarles. Como la mayoría de nosotros sabe, Venecia es una ciudad llena de canales y puentes (más de 400 para que se hagan una idea) donde por sus callejuelas no circulan autos, así que la mayoría de los recorridos se hacen a pie o en vehículos náuticos. 

Después de dejar las maletas en el hotel (que quedaba a unos cinco minutos de la estación de trenes) decidimos dar un paseo en góndola, que a pesar de no ser barato, creo que era algo que había que hacer. La verdad, es un paseo corto de 25 minutos, por una parte del canal principal y otros recovecos, pero que la verdad me dejó con gusto a poco. Después de eso, salimos a caminar para conocer el Puente del Rialto, el cual está rodeado de tiendas a ambos lados y concentra una alta afluencia de peatones, definitivamente un imperdible. De vuelta pasamos a tomar helados y mientras enfilábamos de vuelta al hotel, la chica sufrió un golpe hipnótico de parte de unas fuentes enormes de chocolates, así que entramos a ver qué tal y nos llevamos la grata sorpresa de que cada vendedor tenía bandejas con los productos y eran de degustación gratuita! Dios Santo! Galletas rellenas, chocolates, preparaciones con aceite de oliva y trufas... increíble! Claramente salimos con varias cajitas para “consumo personal”... al finalizar el día comimos calzone y pizza en un local cercano, muertos de cansados de tanto caminar.

Imagen del Gran Canal desde el Puente del Rialto

Al día siguiente, salimos a la Plaza de San Marcos, el lugar turístico más popular de la ciudad, donde se encuentran una serie de museos, la Catedral de San Marcos con un estilo arquitectónico bizantino de un nivel de lujo y detalle impresionante, el Palacio Ducal al cual pudimos entrar a recorrer y ver como era la administración de una ciudad hace más de 500 años, con las celdas, el lugar donde se reunían las autoridades, donde se hacían las votaciones y donde se impartía justicia, incluyendo las celdas donde los priosioneros la pasaban mal... increíble el nivel de las esculturas y pinturas que adornaban cada salón, incluyendo El Paraíso de Tintoretto que ocupaba una pared gigantesca! Lamentablemente por tiempo no pudimos entrar a la Catedral de San Marcos, ya que la fila de acceso era de cerca de 3 cuadras.

Catedral de San Marcos, en la plaza del mismo nombre
Después de almorzar en un local donde el Garzón conocía mas ciudades de Chile que nosotros mismos, fuimos directo a la estación de trenes para poder ir por la tarde a Verona, ciudad a poco más de una hora de Venecia y que de entrada nos sorprendió por la tranquilidad de las calles. El objetivo de la visita era conocer la casa donde vivió la musa inspiradora del personaje de Julieta, de “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. Al ir en camino pasamos por el Arena Verona, que es un coliseo romano de la mitad de capacidad que el famoso monumento romano, pero que tiene la particularidad que hasta hoy se usa para espectáculos de opera. Ese día daban Turandot y la verdad es que las ganas de entrar eran muchas, pero la factibilidad del tiempo no daba. En la casa de Julieta había una montonera de gente haciendo fila para tocarle el seno derecho a la estatua (dicen que da buena suerte en el amor, pero nosotros nos tenemos con la Carola, ya no estamos para supersticiones :-P) y para acceder al discretísimo museo (en mi humilde opinión, claro está). Después de eso, paseamos un rato por el centro, compramos helados y finalizamos con un paseo en un tren de turismo que en 25 minutos recorre los lugares más emblemáticos de la zona, con harta presencia de arquitectura medieval y vestigios de la dominación romana. Para cerrar la “tarde veronesa” pasamos al Café del Corso a tomar Spritz y refrescos por segunda vez, ya que de ida pasamos por lo mismo y los precios, más las canasta de papas fritas y una aceitunas del porte de ciruelas nos hicieron caer por segunda vez.

Anfiteatro de Verona, con la gente esperando para entrar a la Opera... para otra vez será!
Para cerrar, nos quedamos con la sensación que debimos darle más horas a Verona que a Venecia, que a pesar del encanto y romanticismo que evoca, es una ciudad súper difícil de recorrer, atestada de turistas y que si no fuera por ese invento maravilloso llamado Google Maps, estaríamos aun perdidos en las calles indescifrables. 

PD.- Si se perdió la primera parte del tour, Roma, pase por acá.

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