...spread your wings and fly away


Para los que somos fans de Queen este año se hizo eterno! Ya desde que se anunció la fecha de la película "Bohemian Rhapsody" andábamos nerviosos sobre el calibre que tendría la obra que veríamos en la pantalla gigante, sobre todo después de la cantidad de drama que se generó en su entorno con la elección del protagonista y los cambio de director (está acreditado Bryan Singer, pero no estuvo hasta el final). La figura de Freddie Mercury es tan mítica que cualquier mala decisión hubiese dado pie para el escarnio público sin piedad. Pero bueno, el fin de semana pasado se estrenó y acá un par de comentarios de mi parte:

  • La interpretación de Rami Malek está a otro nivel, la gesticulación, el caminar, y un largo etcetera calza con lo que uno ha visto en videos del gran Mercury. Punto extra para el director de casting fue la elección de Gwilym Lee como Brian May, que persona más parecida al crespo guitarrista!
  • ¿Es una película que cuente grandes verdades que no sepamos? No, en lo absoluto, todo lo que cuenta la película aparece en las decenas de documentales que existen de la banda, contados por uno u otro protagonista, por lo que si queremos ir a ver grandes revelaciones, no es “Bohemian Rhapsody” la indicada para ello.
  • Me parece notable como manejan el tema de “I’m In Love With My Car”, me imaginaba el bullying al que debieron someter al buen Roger Taylor y me da risa solo, muy bien logrado el momento.
  • La cinta se toma algunas libertades creativas, sobre todo en el orden de algunos hechos, para mantener el arco dramático principalmente, lo que desde el punto de vista del fan puede ser un poco chocante, pero si lo analizamos como historia, tiene todo el sentido del mundo. Hay canciones que se editaron en otros momentos, temas que no se interpretaron en las giras que hacen referencia, momentos de quiebre que quizás no pasaron (la banda había dado su último concierto un par de meses antes del gran show de la película, no años como se indica), pero insisto, no aporta ni quita a la historia. 
  • Lo que si puede generar cierto ruido histórico es como se trató la enfermedad del vocalista: Freddie Mercury estuvo un año creando y girando posterior al Live AID, recién en 1987 se confirmó que padecía SIDA, año en que Queen dejó de hacer conciertos y bajó considerablemente sus apariciones públicas. Los historiadores indican que la banda se enteró de la enfermedad del frontman recién en 1989. Demás está decir que el resto del público se enteró apenas dos días antes de su muerte, a fines de noviembre de 1991.
  • El concierto de cierre está muy, pero muy bien logrado. Leí por ahí que el CGI se notaba a kilómetros, pero estaba tan concentrado en disfrutar el mix de Queen en vivo vs las cámaras entre bastidores o sobre el estadio que no me di cuenta de eso. Los movimientos de Malek y el resto del cuarteto calzaban muy bien con el registro televisivo de la época. Me tocaron la fibra de fan y eso se agradece, creo que el momento en que el estadio palmea la mítica "Radio Ga Ga" me llenó el alma de alegría...
  • He leído hartos bytes dedicados a que la sexualidad de Mercury no fue bien tocada o fue escondida, sin meter en la juguera el hecho que don Freddie jamás asumió públicamente su condición bisexual ¿por que sus compañeros de banda iban a sacarlo del closet después de casi 27 años de su partida? al final, es de común acuerdo asumido que la condición sexual del probablemente mejor frontman de la historia era un detalle al lado del talento con que se desenvolvía en el escenario. Queen es una máquina comercial hace rato, May y Taylor siguen estirando el legado de la banda a como de lugar y esta película es parte de esas jugadas, por lo que todo lo que se muestra está cuidadosamente elegido con pinzas, nada que incomode, nada que moleste, nada que haga dudar de lo grandes que fueron.
  • Me faltó la parte del sacrificio inicial contado de manera más explícita, los errores contables de los primeros discos, la malversación del manager Norman Sheffield, que nos haga entender los excesos iniciales cuando las cosas empezaron a salir bien. Tomo el comentario de un amigo que lo vaticinó antes “Si solo cuentan lo grandiosos que fueron en el estrellato, no vale” y creo que ahí hay un punto flaco, esos minutos iniciales pasaron muy rápido.


Uno como fan cae en el cuestionamiento si esas cosas pasaron o no, pero como dijo la actriz que encarna a Mary Austin (Lucy Boynton), esto es solo una interpretación, las conversaciones siempre son entre dos y a puertas cerradas, por lo que jamás sabremos exactamente lo que se dijeron los periodistas, esto es ficción y como tal, hay que aceptarlo de esa manera.

Para finalizar, como película me parece muy correcta, entretenida y con una banda sonora de lujo. Creo que cuenta lo justo y necesario y en varios pasajes lograron pegarme en la fibra de admirador irrestricto de la figura de Mercury. Don Freddie siempre fue cuidadoso en cómo ventilaba su vida privada, cómo contestaba las entrevistas, que decía y que no ¿de verdad esperaban saber más a través de Disney? ¿en serio?

Con la Caro nos compramos poleras para la ocasión, por que hay que demostrarle a la gente que "no somos na' de cartón nosotros", pero se nos fue tomarnos la foto en el cine... en el estacionamiento igual vale!!

...no surrender!

Lo vivido el dos de noviembre de 2018 en el Arena Movistar quedará claramente dentro de los registros de los buenos conciertos en nuestra querida larga y angosta franja de tierra: la contundencia sonora del show de Alice In Chains fue apabullante, mientras que para Judas Priest me quedó una sensación: admiración. Este pequeño resumen se centra en solo dos bandas, ya que por razones de tiempo no alcance a ver a los Black Star Riders y menos a los expositores del metal nacional, aunque mientras hacía la fila algo de Criminal reconocí a lo lejos, será para la otra!


Alice In Chains comenzó su show con precisión inglesa a las 19:15 dejando caer el monolítico riff de “Check My Brain” dejándonos con la boca abierta por la buena calidad del sonido. Uno a uno fueron entrando clásicos de la era Staley y de la era DuVall, así se sucedieron “Again”, la maravillosa “Never Fade” de su última placa, “Them Bones”, “Hollow”, “Heaven Beside You”, “Stone”, “Man In The Box”, “The One You Know”, cerrando con “Would?” y “Rooster”. El sonido que lograron expulsar de los amplificadores, la inteligencia para mezclar un setlist lleno de clásicos de los noventa con temas de la nueva era, la sobriedad de la puesta en escena y las figuras míticas de Cantrell, Kinney, Inez y ¿por qué no DuVall? hicieron del show de los oriundos de Seattle algo único. Soy un firme convencido que la resilencia mostrada por Cantrell les abre paso dentro de las bandas clásicas, si bien popularmente Pearl Jam mantiene el estandarte del grunge de manera masiva, son Alice In Chains los que me generan mejores sensaciones en cada uno de sus últimos 3 discos… opinión extremadamente personal claramente.


Después de una hora de espera mientras se montaba el escenario, todo estaba listo para el show del acero británico, por lo que vuelvo al tema de la admiración hacia Judas Priest. Despachar un show de 90 minutos que deje a todos contentos es difícil, mezclar temas del disco nuevo con clásicos de más de 40 años, peor, y por la miércale que los lograron bien! Uno tras otro fueron cayendo los clásicos como “Running Wild”, “The Ripper”, “Grinder”, mezclados con los mejor de ‘Firepower’ (que es un gran disco dicho sea de paso, me atrevería a decir que mi favorito de 2018...) como “Lightning Strike”, “No Surrender” y “Rising From Ruins”. La potencia de las guitarras estuvo precisa, el motor detrás de esa batería como es Scott Travis me dejó sin palabras (cuando hizo el amague de arrancar “Painkiller” yo ya estaba arriba de la silla para “dejarlo todo") y el maestro de ceremonias Rob Halford muy preciso: como se las arregla el veterano frontman para llegar a los tonos altos y mantener al respetable encendido todo el tiempo. Para el cierre tres batazos: “The Hellion / Electric Eye”, “Breaking The Law” y “Living After Midnight”, donde quedé con la garganta en la mano de tanto cantar. Al cerrar el show apareció en el telón la promesa de que Judas Priest vuelve: si lo hacen en estas condiciones que vuelvan las veces que quieran.


Un punto negativo fueron los pésimos accesos a eso de las 18:45. Los platos fuertes estaban por empezar y las filas de accesos (en un solo punto) eran enormes, menos mal que a alguien se le ocurrió abrir el acceso sur y después de un trote acelerado logramos tomar una fila más corta.