...turn off your mind relax and float down stream

El año pasado me dio fuerte por escuchar a The Beatles. Siempre he creído que los oriundos de Liverpool fueron, son y serán la fuerza musical más importante de la historia y de esta forma siempre están rondando el inconsciente colectivo. Con lo que me gusta el rock nunca le había puesto demasiada atención más allá de los hits conocidos por todos, hasta que el 2019 me puse en la tarea de escuchar sus discos con mayor atención y repasar su historia a través de documentales, lectura y conversaciones con el profesor Sergio Cisternas (aka mi primo), el que de verdad sabe de estos cabros. Y bueno, que le vamos a hacer, los amigos son unos cracks, no vamos a descubrir la rueda ahora.

Un día leyendo cosas en internet llegue a un artículo del sitio Culto (una sección de un diario chileno que habla de varios temas interesantes de cultura pop) donde comentaban sobre los mejores libros de música y apareció uno llamado “El Sonido de The Beatles” de Geoff Emerick y como estaba con todas las ansias de aprender de los Cuatro Fantásticos, en cuanto pude comprarlo, se fue al bolsillo.


El texto en sí es súper llevadero, co-escrito con el periodista, productor e ingeniero de sonido Howard Massey, el relato es una cuasi-biografía de Emerick, pero centrada en sus múltiples idas y venidas con The Beatles, desde la primera audición para EMI frente al grandioso George Martin, hasta la grabación de ese monstruo que fue “Abbey Road” (uno de mis favoritos, por cierto, y cuyo título no fue un tributo a los estudios, sino una salida rápida a un problema mundano a esa altura como el nombre del álbum). Es interesante ir leyendo como el grupo de amigos inicial se fue convirtiendo en un montruo de cuatro cabezas que terminó casi sin trabajar en conjunto, la explosión de mal genio que hizo que el ingeniero abandonara la grabación del “The White Album”, como George Martin pasó de ser el arquitecto del sonido Beatle a palidecer ante la irrefrenable necesidad de experimentar y sobresalir de Lennon y McCartney, la pareja de compositores que cosecharon casi la totalidad de los éxitos que clavaron en cuanto ranking existe.


El autor claramente se decanta por McCartney (de hecho después de la disolución de la banda, siguió trabajando con él durante mucho tiempo), a quien identifica como el líder musical del grupo y quien siempre quiso seguir siendo parte de una banda de pop y no cambiar la música para siempre como Lennon y sus experimentos. A pesar de lo anterior, su punto de vista respecto al resto del grupo también es interesante: como Lennon fue mutando su difícil personalidad, siempre con la irreverencia y palabras sarcásticas a flor de labio, el cambio que vivió el gran compositor con el consumo de drogas a mediados de los 60’s y la evidente incomodidad que generó en la banda la omnipresencia de Yoko Ono, rompiendo la regla que decía que nadie estaba con el grupo cuando grababan en el estudio. Respecto a George Harrison marca una evolución, de el tímido guitarrista a quien siempre le costó clavar los solos es estudio y que vivió bajo la sombra de McCartney, hasta el atrevido músico que no titubeó en poner sus composiciones en la mesa y a su entero gusto, sin mediar las presiones de cambios sugeridos. Y respecto a Ringo, bueno Ringo es Ringo, gracioso, sarcástico y siempre con más tiempo libre que el resto de sus colegas, pero que sacó varias sugerencias sarcásticas que terminaron siendo piezas clave del engranaje Beatle (la portada de “Abbey Road”, sin ir más lejos)

Un detalle interesante es la cantidad de información que entrega respecto a los efectos usados, la composición, los músicos invitados, el desarrollo de las sesiones de grabación de temas insignes y técnicamente muy complejos como “Tomorrow Never Knows” (a quien el autor dedica largos párrafos y por eso el título del post), “Strawberry Fields Forever”, “A Day In Life” o “Penny Lane”, y el infierno que significó registrar “Obla-Di Obla-Da” o “Revolution”.


El texto también es una muy buena crónica de época, que relata a la Inglaterra post Segunda Guerra Mundial, y esa transformación que estaba viviendo la sociedad, por un lado con un empaquetamiento extremo (los ingenieros de EMI vestían de traje y coronas en algunos casos) y por otro lado la juventud que comenzaba a usar ropa de colores, buscar nuevas experiencias e identificarse con ídolos musicales de una manera en que no se había visto, impulsado por la entrada masiva de la radio y TV en los hogares de todo el mundo.

Para cerrar, un libro muy recomendable, con cierto tinte técnico cuando explica algunas de las tácticas usadas para lograr sonidos revolucionarios para la época, especialmente en los álbumes “Revolver” y “Sgt Pepper Lonely Hearts Club Band” (con sus sesiones maratónicas de trasnoche) y que se mueve bien en cada detalle, sin ser una biografía exhaustiva, retrata muy bien lo que eran The Beatles en su terreno natural: el estudio de grabación.


PD.- Este es el primer post que escribo sin usar un computador. Lo redacté completo en el teléfono y le di los últimos toques en el iPad, así que si ven alguna pifia por ahí, puede que sea por eso...