Este fin de semana viajé a Constitución después de casi un mes y medio de ocurrido el gran sacudón tectónico... había planificado el viaje con harta anticipación (3 semanas más o menos), sin embargo, a medida que pasaban los días, el miedo de quebrarme al ver mi ciudad natal en ruinas era cada vez mayor... con la adrenalina del momento, sentía que no había logrado apreciar lo impactante de todo el desastre, así que ahora vería todo como si me tratara a mi mismo como un espectador, más que de un participante o protagonista... las noticias las tenía siempre, a cada rato hablaba con mi mamá o mis primos, sin embargo, no podía dejar de sentirme intranquilo... como pocas veces...
Llegué el sábado a las 01:00 AM aproximadamente y a la entrada no es mucho lo que se aprecia, parece todo muy normal, sin embargo, a medida que se entra la ciudad el espectáculo es desolador, para los que nos criamos en un lugar determinado por tantos años, cada esquina guarda algún recuerdo, cada calle tiene una historia distinta y es difícil no encontrar los paisajes que hace unos meses eran cotidianos, los puntos de referencia obligados en las reuniones con amigos, en fin , pero que le vamos a hacer, habrá que asumir esto como un reset y el punto cero para un nuevo comienzo... y acá viene la parte alentadora (sorry, pero para llorar a costa del terremoto, sintonice su noticiario favorito, no este blog...!!)...
La gente ya no espera que llegue el milagro que solucionará todo (bueno, no faltan los que sólo se dedican a rezar, por suerte quedan pocos…), sino que se huele el "una mano lava a la otra y juntas lavan la cara", es así como se ve comercio abierto, la feria (o vega) está desplazada (al igual que el terminal de buses, así que ya no me quedan al lado), pero la gente va a comprar igual, las demoliciones comenzaron y muchas personas están parando de nuevo sus casas... en mi casa particularmente, todos ya tiran chistes, se divierten y lo mejor, planifican un futuro que aún es incierto, pero ya no está lejos, sólo a la vuelta de la esquina (aunque de la esquina sólo queda una referencia, porque demolieron y se llevaron todo…!!!)
Creo que el ver a mi ahijado el sábado por la tarde me terminó de alegrar la estadía, tiene un año y medio, no existiendo nada más de que preocuparse que los juguetes y correr por todos lados, así que cuando tenga noción de algo, difícilmente se acordará que estuvo en unos de los 5 terremotos más grandes de la historia conocida, así que esto y todo lo sucedido será sólo historia de libros y de los viejos que seremos contanto del desastre que vivimos el último fin de semana del verano maulino del 2010...
El miedo quedó atrás y reconozco que llegué hasta contento (a parte de dormir harto, por lo contado anteriormente), pensando en como reviviremos los paseos por el centro, las compras en la feria (fueron pocas, pero pasaba siempre por ahí..!) o las rutinas de fin de semana en casa... habrá que ingeniárselas!
Este es el penúltimo capítulo de la saga... todavía queda uno para cerrar la historia!
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