…something in the way

Hace rato que no escribía en este espacio y no está de más refrescarlo, el problema: no se si alguien lea esto 😬.


Yo soy de la generación que conoció a Batman (el más grande superhéroe de la historia, lo digo de inmediato, aunque me rete mi Caro) con la psicodélica interpretación de Adam West que transmitían por la TV y luego con la histórica performance de Michael Keaton, en la particular visión de Tim Burton hace más de 30 años Los de George Clooney y Val Kilmer sabemos que poco tienen que rescatar. Luego vino la versión que me voló la cabeza de Christopher Nolan desde 2006, quien con altibajos nos presentó a un Batman / Bruce Wayne digno del siglo XXI, donde el peak está claramente en “The Dark Knight” del 2008 con un Christian Bale y Heath Ledger descomunales y un Gary Oldman como Jim Gordon asombroso para mi gusto. Luego llegó el Universo Extendido de DC, donde Ben Affleck se puso el traje de un Batman más experimentado haciendo esa transición entre el enemigo de Superman y luego como el formador de la Liga de la Justicia (donde la de Zack Snyder es la mejor versión claramente), llegando a la semana pasada cuando don Robert Pattinson se hace cargo de refrescarnos la visión del caballero oscuro.

Si hay algo que los fans de Batman debimos haber aprendido hace más fe 15 años es que no hay que juzgar el casting sin ver la película. Ríos de tinta y petabytes de comentarios de foros hablaban del desastre que sería Heath Ledger como el príncipe payaso y hasta el día de hoy lo recordamos. Con Pattinson pasó algo parecido, pero bastaba ver “Good Times” para darse cuenta el ancho que podía alcanzar el ¿célebre? protagonista de la saga Crepúsculo. ¡Y vaya como “la saca del estadio” el amigo!

Matt Reeves nos presenta una película oscura y adulta a más no poder, con una Gotham City podrida hasta los cimientos y un Batman / Bruce Wayne con la brújula absolutamente desconfigurada, con tintes depresivos que hacen que uno entienda esa visión Kurt Cobain del exitoso empresario. En medio de ese desolador paisaje se despliega la locura de un The Riddler absolutamente desquiciado, interpretado por uno que sabe hacer personajes perturbadores: Paul Dano. El amo de las adivinanzas pone en jaque a la policía y obliga al murciélago a sacar la veta de detective, que pocas veces vimos tan bien dirigida en el cine, convirtiendo a más de la mitad de la película en un thriller asfixiante, donde cuesta entender que rumbo va tomando. Como es habitual, otros villanos pululan la noche, donde un irreconocible Colin Farrell se transforma en el célebre Pingüino y John Turturro en el mafioso Carmine Fontaine. Otra que brilla con luz propia es Zoë Kravitz, quien le da vida a la marginal Selina Kyle aka Catwoman, con un carisma altísimo y ad-hoc a lo bipolar del personaje que oscila entre la villanía y la cooperación con el vengador de capa negra.


Sin entrar en el terreno del spoiler, estamos ante una obra tremenda, que podrá tener críticas a la duración, algunos trayectos más lentos que otros, pero que cumple con presentarnos una visión diferente y muy satisfactoria del Caballero Oscuro, donde Gotham City toma un rol protagónico por sí sola, sustentando una historia que si bien pareciera predecible, posiciona bien las piezas para pensar en una trilogía de alto nivel con este Batman grunge: el título del post no es antojadizo.

PD.- hice lo humanamente posible para editar este post en el teléfono, pero hay cosas que se hacen mejor en un computador... aunque la señal camino a Constitución es errática, creo que hasta ahora se porta bien!

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